martes, 25 de septiembre de 2012

Desde Mayo hasta la primera mitad del Siglo XX






            Si bien son considerables las similitudes y concomitancias  en los procesos históricos de América del Sur, abriremos un espacio de reflexión en el cual nos ocuparemos de Argentina.
                        No nos detendremos aquí en la dominancia de las ideas iluministas de la generación de mayo  y haremos una breve referencia al romanticismo posterior. No es una cuestión de jerarquías intelectuales, o ideológicas  o de cualquier otra índole, sino una consideración sencilla: la generación de mayo se enfrentó a la necesidad del desprendimiento de la metrópolis, que no alcanzó a resolver en su total dimensión y sus logros, si bien fueron inspirados en el Iluminismo, no se consolidaron de acuerdo a los pilares básicos de libertad, igualdad y fraternidad.  
            A la  generación del 37,  le tocó enfrentar otro tipo de conflictiva de raigambre al interior de una sociedad que buscaba su perfil nacional. Es el primer movimiento intelectual cuyo propósito era interpretar la realidad argentina tratando de construir una identidad nacional. Tal intencionalidad se expresa en sus producciones literarias y en la aparición de los primeros escritos pedagógicos.
            Conviene tener presente que en esta parte del mundo es una constante reaccionar con posterioridad ante la aparición de las nuevas corrientes del pensamiento universal. Veamos un ejemplo: “…sabemos que Esteban Echeverría retorna de Francia con el nuevo credo en 1830, cuando el romanticismo ya tiene cincuenta años de existencia en Europa donde se extendería aproximadamente hasta 1850.”[1]
            A mediados del Siglo XIX Augusto Comte (1798 -1857) funda en Francia el Positivismo, del que podemos hablar en nuestro país, recién hacia 1880, como un pensamiento diferente y ciertamente enfrentado al romanticismo.
            A la generación del 80 le correspondió la organización del estado nacional, liberal, moderno y que como tal asume la responsabilidad de la educación pública. Si leemos al Prof. Tedesco, encontramos: “…existe una difundida imagen acerca del pensamiento pedagógico en los orígenes del sistema (1880-1900) que adjudica una hegemonía muy fuerte del positivismo y asocia la influencia positivista con el conjunto de rasgos que el sentido común pedagógico atribuye al sistema educativo tradicional.”[2]
            Como el mismo Prof. Tedesco expresa en el párrafo siguiente del trabajo citado, ante un análisis más exhaustivo la situación es más compleja, pues de sus investigaciones surgen otras alternativas de acción pedagógica que podemos situar entre el directivismo y el espontaneísmo.[3]
            Es éste un aspecto recurrente cuando se estudian las corrientes pedagógicas. Siempre existen posiciones de implementación generalizadas, coexistiendo con otras que suelen constituirse en resistencias con intención de generar transformaciones ante una realidad que no conforma a todos.
            Es también recurrente que estas posiciones generalizadas estén legitimadas desde el poder político, que no en vano ni desinteresadamente asume históricamente la responsabilidad sobre la red de escuelas públicas. Así la oligarquía instaló un estado de ideología liberal, con un modelo de producción agroexportador y un sistema educativo predominantemente positivista.
             Hacia fines del Siglo XIX el positivismo ya era cuestionado en Europa, no obstante lo cual es a partir de1930 que comenzamos a recibir influencias filosóficas que impactaron básicamente en el sistema educativo y generaron una fuerte corriente antipositivista. Se conjugan en ella los aportes del idealismo, del espiritualismo y del culturalismo.
            En palabras de la Profesora Sara Jafella “A fines del siglo pasado, en Alemania, se inicia una etapa filosófica de búsqueda de un espacio epistemológico propio para las ciencias sociales (entonces denominadas “del espíritu” (Dilthey); y “de la cultura” (Rickert) o “ideográficas” (Windelband). Dilthey es uno de los máximos representantes de la línea histórico-hermenéutica, que inicia investigaciones sobre un campo epistemológico propio para los hechos históricos y rechaza que éstos sean tratados metodológicamente como parte de las ciencias de la naturaleza. Fue el fundador contemporáneo de la hermenéutica de los acontecimientos históricos.”
            Así como desde el positivismo se originó una pedagogía concomitante con sus postulados, a  partir del antipositivismo, se generaron las “Pedagogías Filosóficas” como las agrupó el primer Nassif[4]. Dentro de ellas encontramos las Pedagogías Idealistas, de procedencia hegeliana (Gustav Wineken, Giovanni Gentile, Lombardo Radice); la Pedagogía Científico-Espiritual ( Wilhelm Dilthey, Theodor Litt); la Pedagogía Cultural ( Eduard Spranger, Hermann Nhol) y la Pedagogía Axiológica o de los Valores (Max Scheler, Ernest Dürrr, Jonas Cohn).
            En Argentina entre sus representantes  podemos citar a Juan Mantovani, Juan Cassani, Juan Ramos, Alfredo Calcagno, y Saúl Taborda.
            Todas estas teorías pedagógicas ponen el acento sobre los fines e ideales de la educación, enfrentándose al enfoque positivista de la educación, que enfatiza la transmisión de contenidos.
            Leemos tan precisa y claramente dicho por la profesora Sara Jafella: “Desde mediados del siglo XIX y primeras décadas del XX, en el abigarrado escenario social, económico y cultural de Europa y Estados Unidos, las transformaciones operadas por el movimiento denominado Escuela Nueva- también conocido como Nueva Educación, Escuela Activa o escolanovismo- fueron contemporáneas de variadas corrientes filosóficas y epistemológico-sociales que dieron marco a diversas travesías en el nacimiento histórico de la nueva escolarización.”[5]
            La primera expresión del escolanovismo se encontró entre 1859 y 1861, en Yasnaia Polyana, en la escuela fundada por León Tolstoi. Sin embargo se ha tomado el año 1889 como la inauguración del movimiento de la Escuela Nueva, pues fue cuando Cecil Reddie fundó en Abbotsholme su New School, modificando los cánones de las escuelas públicas inglesas. En 1893 Badley fundó el Colegio de Bedales con la misma línea de trabajo pedagógico. Podemos citar una larga lista de escolanovistas, como Edmond Demolins, Hermann Lietz, Georg Kerschensteiner, María Montessori, Ovide Decroly, Helen Parkhurst, Carleton Washburne, Jhon Dewey, William Kilpatrick, Cousinet, Freinet, entre otros. En Argentina encontramos nombres como Leonilda Barrancos, Florencia Fossati, ambas vinculadas a la gestación del movimiento de la Escuela Nueva y al nacimiento del sindicalismo docente. José Rezzano quien fue delegado de la Liga Internacional de la Escuela Nueva, y su esposa, Clotilde Guillén, quien introdujo en el país las ideas de Decroly, Rosario Vera Peñaloza y las hermanas Olga y Leticia Cossettini.
            Este movimiento que se inicia en el siglo XIX, llega al nuevo siglo pleno de producciones y experiencias educativas, cuyo énfasis está puesto en la actividad de los alumnos, en el trabajo creativo, grupal, comunicativo, solidario y por ende socializante.
            Su valor pedagógico y revolucionario a la vez de las prácticas educativas escolarizadas, radica en haber cambiado el protagonismo, desplazándolo del docente hacia el alumno. A partir de la Escuela Nueva, el centro de la relación educativa, el sujeto indiscutible, es el educando. Esta idea que giró ciento ochenta grados las concepciones educativas, llegó para instalarse definitivamente. Sin el antecedente de este movimiento, no estaríamos hablando hoy de pedagogías críticas. 
            Nos circunscribimos hoy a la primera mitad del siglo XX, cuando la pedagogía tecnicista, heredera del pragmatismo de Charles Peirce, William James, y Jhon Dewey, se convirtió en  el pensamiento pedagógico oficial.





           



[1] Terán, O. Historia de las ideas en la Argentina Diez lecciones iniciales, 1810-1980. Bs. As. siglo XXI editores. 2008.
[2] Tedesco J.C. La instancia educativa,.En Biagini H. (comp.) El movimiento positivista argentino Bs. As. Ed. Belgrano, 1986.
[3] Jafella, Sara Alí. Perspectivas filosóficas en las teorías de la educación de Argentina en el siglo XX. Un enfoque desde la formación docente. Ponencia presentada al 1º Congreso Nacional de Investigación Educativa, Universidad Nacional del Comahue, Cipoletti, octubre de 1999
[4] Nassif, Ricardo. Pedagogía General, Bs. As, Kapelusz, 1958
[5] Jafella, Sara. Travesías filosóficas y sociales de la “Escuela Nueva” en Europa y en Estados Unidos, La Plata, Ediciones Al Margen, 2006