miércoles, 30 de junio de 2021

Cómo aproximarnos al conocimiento de Historia y Prospectiva de la Educación

 

¿Cómo aproximarnos al conocimiento de la Historia y Prospectiva de la Educación?

Si preguntamos qué es la historia será difícil ponernos de acuerdo y coincidir en una respuesta única. Lo mismo nos ocurrirá si tratamos de averiguar cómo han considerado a la historia los distintos pueblos. En este caso veríamos que en las diferentes respuestas gravitan de manera directa las concepciones dominantes en las diversas épocas y las características de cada una de las sociedades.

Perazzo, Kuc y Jové

 

Todos los procesos educativos se  sitúan  en las encrucijadas entre  un   tiempo y un espacio, por lo tanto para comprenderlos, según Puiggrós (1990)

“Se requiere construir una teoría de la educación que explique la relación entre los procesos educativos  y sus condiciones de producción histórico-sociales a la vez que aclare la especificidad de lo pedagógico”

Para construir una teoría de la educación de las características enunciadas por Puiggrós, debemos reconocer, en principio, la existencia de relaciones entre los procesos histórico- sociales y los procesos educativos, porque ambos se producen en un determinado contexto. En tal sentido son coincidentes en lo referente al tiempo y el espacio en que transcurren y a las condiciones en que cada uno de ellos se produce. Luego, es preciso analizar las cualidades específicas de dicha relación.

Si se pretende comprender en toda su dimensión la historia de una sociedad, es necesario acceder al conocimiento de su cultura y desde allí analizar las características de la educación que sustentan.

De igual modo si se quiere comprender la  educación creada y sustentada en un contexto histórico y territorial, es necesario analizar los procesos sociales en que tuvo lugar.

Coincidentemente Alliaud (2007) nos dice: “

Al trabajar con temas del campo cultural y educativo, se debe tener presente que los procesos que en su interior acontecen no pueden ser comprendidos sin considerar la totalidad social como complejo indisoluble “

Podríamos mirar hacia esta dialéctica buscando respuestas a múltiples e inacabables listas de interrogantes. Por ejemplo ¿Por qué los caballeros medievales eran analfabetos? ¿Por qué los sistemas educativos nacionales se consolidaron en el siglo XIX? ¿Por qué la  postmodernidad desafía la gramática escolar moderna? Etc.etc.

Sin embargo, no siempre nos vamos a encontrar con que estas relaciones son  unívocas, ni tienen porque ser de concordancia, consenso y continuidad. No es que a tales procesos histórico- sociales, les corresponde tales o cuales procesos educativos, en un mismo contexto. No siempre ambos procesos suceden en armonía, sino que muchas veces ocurren contradicciones. La mencionada relación unívoca implicaría una estricta homogeneidad de pensamiento y acción entre todos los miembros y sectores de una sociedad porque como sabemos, las tramas sociales son ampliamente heterogéneas, lo que da lugar a contradicciones, desarmonías, discontinuidades y rupturas, pero también, en ciertos períodos, a continuidades y acuerdos.

Nuestro temas es la educación puesta en contextos históricos- sociales, a la que debemos aproximarnos desde el lugar de entender que no siempre se trata de procesos lineales ni de relaciones unívocas, entre dichas  condiciones histórico sociales de producción de los proceso educativos y viceversa.

Volvamos a la mirada a esta dialéctica:

 “La educación sólo es explicable como una organización particular del conjunto de los procesos sociales y, aunque los discursos pedagógicos tengan su propia lógica y su propia organización, no son ajenos a aquellos procesos que actúan necesariamente como sus condiciones de producción. A su vez la educación es condición de producción del transcurrir, cambiar, reproducirse de otras formas del quehacer social” (Puiggrós, 1990)

En cuanto a las condiciones de producción entre ambos procesos, hay que aclarar que pueden dar origen a antagonismos, contradicciones y/o articulaciones, que en el caso de la educación le dan carácter histórico –social.

Desde tal carácter coincidimos con Puiggrós cuando afirma que “los procesos educativos no son carentes de caos. No todas sus experiencias forman parte de procesos que se continúan, de sistemas más amplios, o que se articulan coherentemente con otros procesos sociales.” (Puiggrós, 1990)

Los procesos educativos, como todos los procesos sociales, están sobre determinados por factores varios y diversos  de la cultura en su totalidad, como por ejemplo la economía, la política, las creencias, las ciencias, las artes, la temporalidad y la territorialidad. Todos estos factores son gravitantes respecto del desarrollo de los procesos educativos a los que Puiggrós reconoce como “no carentes de caos”.

Este caos, puede interpretarse desde la relación entre los procesos sociales y la educación partiendo de concebir a ésta  últimos como una práctica social compleja que:

“Se desarrolla en el marco de condiciones de producción tales como procesos de reproducción y/o transformación de relaciones sociales de producción y otras luchas políticas, sociales, culturales, étnicas, genéricas, etc.” (Puiggrós, 1990)

La comprensión de esta  práctica social compleja, que es productora, reproductora y transformadora de sujetos, requiere considerar al menos dos de sus dimensiones. Una dimensión macro conformada por el sistema educativo, y una dimensión micro, constituida por las prácticas educativas.

En cuanto al sistema educativo, no perder de vista que su organización depende de un Estado, y lo hace desde los lineamientos político-partidarios del sector que lo gobierna y que no representa la ideología y por ende los intereses de la totalidad de su ciudadanía.

 En general los funcionarios responsables de las gestiones de gobierno sostienen intencionalidades que  subyacen en la asignación de las funciones que desde el Estado le asignan a la educación, dependiendo de quienes  lo gobiernen, a la vez que se establece el tipo de relación entre la sociedad y el sistema educativo, lo cual impacta directamente en la definición del tipo de ciudadano que convenga formar, de acuerdo a sus intereses político-partidarios.  

En esta dirección puede afirmarse que el Estado argentino es uno, que  las instituciones que lo integran perduran o se crean otras, pero en cada contexto histórico, en cada gestión partidaria, se desarrollan estrategias que le otorgan perfiles propios, no siempre de continuidad con políticas anteriores, no siempre con la conformidad de todos los sectores sociales, generando tensiones en lugar de consensos.

 En cuanto a la dimensión de las prácticas educativas llevadas a cabo por las y los docentes y las y los alumnos, su carácter más visible es el de la diversidad, signada por la pluralidad de ideas y posturas.

Freire (2004) refiriéndose a la direccionalidad de la educación dice:

 

“No hay situación educativa que no apunte a objetivos que están más allá del aula, que no tenga que ver con concepciones, maneras de ver el mundo, anhelos, utopías.”

 

Esta afirmación de Freire vale tanto para educadores, como para educandos en su condición de elementos básicos de la situación educativa, ambos protagonistas de la Historia y Prospectiva dela Educación, que no ocupa.

Protagonistas también de las prácticas educativas en la cotidianeidad de las aulas, donde se entreteje un fenómeno social en el cual ni todos aprenden y enseñan igual, ni tienen los mismos intereses y necesidades. En esto reside el origen de las contradicciones, las desarmonías, las rupturas, incluso las posibilidades de encontrar cuestiones en común, a pesar de las diferencias al interior de cada aula, de cada práctica educativa. En esto reside también la variedad de relatos de los protagonistas elaborados desde concepciones y de prácticas diferentes, similares u opuestas.

Desde nuestro lugar de inquisidores de la Historia y Prospectiva de la Educación, analizar la sobredeterminación, las rupturas, continuidades y contradicciones de su andamiaje conceptual, nos permitirá m como lo dice Puiggrós:

“Su relato y las intervenciones de los niños y jóvenes que crecen en el siglo XXI, tal ver me permitan comprender tanto los vínculos como los elementos irreconciliables, que existen en las estampas históricas que han poblado las escuelas argentinas”  ( Puiggrós, 2003)

Esta afirmación de Puiggrós vale para la historia de la educación de la humanidad.

Bibliografía:

-Alliaud, Andrea (2007) Los maestros y su historia. Los orígenes del magisterio argentino, Bs. As. Granica

 -Freire, Paulo (2004) El grito Manso, Bs. As, Siglo XXI editores Argentina

-Perazzo, S. Kuc, N. Jové, T. (1884) Historia de la Educación y Política Educacional Argentina, Bs. As. Humanitas.

-Puiggrós, Adriana. (1990) Historia de la Educación Argentina. Tomo I Sujetos, Disciplina y Currículum, Bs. As, Galerna

- Puiggrós, Adriana (2003) Qué pasó en la educación argentina, Bs. As. Galerna