domingo, 21 de abril de 2024

El Medio Ambiente Cultural

 El Medio ambiente cultural

Relaciones entre la sociedad, la cultura y la educación

Compaginación: Prof. Susana Lerner

Este artículo está destinado a estudiantes

         de Historia y Prospectiva de la Educación 

Ideas básicas para empezar a  pensar en el tema

Comencemos por una premisa básica: los seres humanos somos seres históricos, que desarrollamos nuestra existencia en las encrucijadas  entre los tiempos y los espacios y entre los ambientes naturales y los ambientes culturales.

Interesan a esta disciplina las relaciones entre ambos ambientes y particularmente los procesos educativos que se desarrollan en ellos, en su tránsito por la historia.

Ordenamos las ideas:

Vamos a comenzar por definir en forma amplia y general la noción de medio ambiente, del cual podemos decir que “es el conjunto  de todos aquellos elementos químicos, físicos y biológicos  con los cuales los seres vivos interactúan. Además en el caso del ser humano, también incluye todos esos elementos culturales y sociales  que influyen en su vida. Así pues el medio ambiente no es únicamente el sitio físico  en el que se desarrolla la vida, sino que también la cultura integra el medio ambiente.

Mucha gente cae en el error de creer  que el medio ambiente sólo son los elementos que encontramos de forma natural en la naturaleza, pero la realidad es que también lo son los elementos artificiales  que se crean  a partir de los primeros. Es por eso que dentro del medio ambiente, podemos  distinguir entre:

·         Medio ambiente natural: el clima, geografía, la fauna, flora y todo aquello que encontramos de forma natural.

·         Medio ambiente cultural: aquellos objetos fabricados por el hombre o sus actividades socioeconómicas.” ( Juste, Irene, 2024)

En el recorrido por las particularidades que conlleva esta noción, Tomás Maldonado nos ofrece la siguiente especificación: “Desde que los hombres hemos merecido llamarnos tales vivimos en un ambiente construido por nosotros mismos. Nos hallamos circundados y condicionados por un territorio específicamente nuestro, por un medio físico y socio-cultural, que hoy definimos como ambiente humano” (Maldonado, Tomás, 1972)

Sintetizando podemos reconocer al ambiente humano como un espacio configurado  por la coexistencia de lo natural con lo socio-cultural, en el cual interactuamos  los seres humanos, desde nuestra condición bifronte, como seres de la naturaleza y como seres de la cultura.

Respecto del ser cultural (condición específica a los seres humanos) resulta interesante considerarlo como “Modificador y creador de ambientes, que en permanente interacción con él, vuelve a modificarlo en una larga serie de corrientes transformadoras y re-transformadoras” (Nassif, Ricardo, 1983)

En concordancia con Nassif, recalcamos  a manera de resumen: “Así pues, la definición de medio ambiente es la de un sistema que se forma por elementos naturales y culturales que se interrelacionan entre ellos y que son modificados por la acción del hombre. El medio ambiente es el entorno que nos condiciona la forma de vida, no obstante nuestra forma de vida también lo condiciona y lo adapta. 

El medio ambiente es la unión de elementos que son la naturaleza, la vida, la sociedad, la cultura y todos aquellos creados a partir de ellos, que se dan en un tiempo determinado,  en un espacio determinado.” (Juste, Irene, 2024)

 

Las categorías tiempo y espacio, se implican mutuamente en lo que ya definimos como ambiente humano. No obstante, “Dese hace varios año, el espacio se ha convertido en objeto de disquisiciones teóricas desde diversos campos disciplinares de lo social, como son la antropología, la sociología, la geografía crítica.” (Capasso, Verónica, 2016)

Por ejemplo, Milton Santos, abogado y geógrafo brasileño, renovó la geografía  como disciplina crítica, situándola en el campo de las Ciencias Sociales. Santos apostó al estudio interdisciplinario e histórico del espacio. Colocó el énfasis  de su conceptualización en el proceso de producción del espacio  en el momento en que cada sociedad se apropia de la naturaleza. Para él el espacio es una construcción social y un producto histórico. Igualmente lo define como un conjunto de objetos y un sistema de acciones incluyendo la noción del espacio producido y productivo, cuya dinámica es de transformación constante, contextual e histórica.

En este punto es dable revisitar las interacciones modificadoras y creadoras del ser cultural como nos lo plantea el ya citado Ricardo Nassif.

Es oportuno agregar, para mejor entendimiento, una definición de cultura, en sentido amplio. Así lo toma Nassif (1983) cuando, recurriendo a Heinrich Rickert,  

Nos dice: “…cultura  es lo producido por el hombre según fines valorados y, si la cosa existe de antes, como lo cultivado intencionalmente por el hombre en atención a los valores que en ella residen  “. (Rickert, 1965) Con lo expuesto podemos concluir en que la especie humana interviene en el medio ambiente mediante la creación, transformación y conservación de la cultura, lo que nos permite hablar de medio ambiente cultural o ambiente humano.

Este ambiente se configura como un espacio, tal como lo definió Milton Santos, que es atravesado por  la cultura mediante procesos de difusión social, a los cuales debe su existencia, su permanencia y sus transformaciones. Dichos procesos ocurren en el marco de la convivencia social, de las interacciones humanas. Por eso vale destacar que la relación espacio – sociedad, es indisociable, tal como lo es la relación sociedad- educación, porque es ésta última la encargada de la difusión cultural a la que nos hemos referido.

En tal sentido, leemos: “Si la convivencia educa por sí misma, la educación es una función social básica. Este es el principio de la inherencia  de la educación, respecto a la vida social” (Nassif, 1983).

 

Los procesos educativos: su carácter histórico- social.

 

Esta función educadora es cumplida por todas las instituciones que componen el entramado social, tanto las organizadas específicamente para educar, nos referimos a los sistemas educativos nacionales (con su red de escuela de diversos tipos y niveles y todos los organismos que hacen posible el desempeño de las funciones que le son propias); como las organizadas para cumplir otros objetivos, pero que de alguna manera educan. De aquí surge la diferenciación entre:

·         la educación cósmica, asistemática, funcional, porque es función de toda la sociedad mediante la convivencia.

·          La educación sistemática, escolar, ordenada mediante el sistema educativo.

No obstante, ambos tipos de educación constituyen procesos históricos –sociales  mediante los cuales se promueven fines y funciones culturales, a saber:

·         Conservar la cultura mediante su difusión y enseñanza.

·         Transformar la cultura promoviendo las ciencias y las artes, la investigación y la creatividad.

Para comprender estos procesos educativos, según Puiggrós (1990)

“Se requiere construir una teoría de la educación que explique la relación entre los procesos educativos  y sus condiciones de producción histórico-sociales a la vez que aclare la especificidad de lo pedagógico”

Para construir una teoría de la educación de las características enunciadas por Puiggrós, debemos reconocer, en principio, la existencia de relaciones entre los procesos histórico- sociales y los procesos educativos, porque ambos se producen en un determinado contexto, al que es conveniente reconocerle el carácter de territorio.

Como explica Rita Segato (2007)

 “Territorio es siempre representación social del espacio, espacio fijado y espacio de fijación vinculado a entidades sociológicas, unidades políticas, órganos de administración, y a la acción y existencia de sujetos individuales  y colectivos. Por lo tanto, no es espacio ni es cualquier lugar. Territorio es siempre espacio apropiado, trazado, recorrido, delimitado (…) El territorio siempre existe marcado por los emblemas identificadores de su ocupación por un grupo particular, inscripto por la identidad de ese grupo que lo considera propio y lo transita libremente. Llamamos a eso cultura (…) En el mundo de hoy sería posible decir que hay un  nuevo proceso en curso en lo que respecta a la “territorialidad” entendida como experiencia particular, histórica y culturalmente definida del territorio”

En tal sentido los procesos histórico- sociales y los procesos educativos son coincidentes en lo referente al tiempo y el espacio en que transcurren y a las condiciones en que cada uno de ellos se produce en un territorio. Luego, es preciso analizar las cualidades específicas de dicha relación.

Si se pretende comprender en toda su dimensión la historia de una sociedad, es necesario acceder al conocimiento de su cultura y desde allí analizar las características de la educación que sustentan.

De igual modo si se quiere comprender la  educación creada y sustentada en un contexto histórico y territorial, es necesario analizar los procesos sociales en que tuvo lugar.

Coincidentemente Alliaud (2007) nos dice: “

Al trabajar con temas del campo cultural y educativo, se debe tener presente que los procesos que en su interior acontecen no pueden ser comprendidos sin considerar la totalidad social como complejo indisoluble “

Podríamos mirar hacia esta dialéctica buscando respuestas a múltiples e inacabables listas de interrogantes. Por ejemplo ¿Por qué los caballeros medievales eran analfabetos? ¿Por qué los sistemas educativos nacionales se consolidaron en el siglo XIX? ¿Por qué la  postmodernidad desafía la gramática escolar moderna? Etc. etc.

Sin embargo, no siempre nos vamos a encontrar con que estas relaciones son  unívocas, ni tienen porque ser de concordancia, consenso y continuidad. No es que a tales procesos histórico- sociales, les corresponde tales o cuales procesos educativos, en un mismo contexto. No siempre ambos procesos suceden en armonía, sino que muchas veces ocurren contradicciones. La mencionada relación unívoca implicaría una estricta homogeneidad de pensamiento y acción entre todos los miembros y sectores de una sociedad porque como sabemos, las tramas sociales son ampliamente heterogéneas, lo que da lugar a contradicciones, desarmonías, discontinuidades y rupturas, pero también, en ciertos períodos, a continuidades y acuerdos.

Nuestro temas es la educación puesta en contextos históricos- sociales, a la que debemos aproximarnos desde el lugar de entender que no siempre se trata de procesos lineales ni de relaciones unívocas, entre dichas  condiciones histórico sociales de producción de los proceso educativos y viceversa.

Volvamos a la mirada a esta dialéctica:

 “La educación sólo es explicable como una organización particular del conjunto de los procesos sociales y, aunque los discursos pedagógicos tengan su propia lógica y su propia organización, no son ajenos a aquellos procesos que actúan necesariamente como sus condiciones de producción. A su vez la educación es condición de producción del transcurrir, cambiar, reproducirse de otras formas del quehacer social” (Puiggrós, 1990)

En cuanto a las condiciones de producción entre ambos procesos, hay que aclarar que pueden dar origen a antagonismos, contradicciones y/o articulaciones, que en el caso de la educación le dan carácter histórico –social.

Desde tal carácter coincidimos con Puiggrós cuando afirma que “los procesos educativos no son carentes de caos. No todas sus experiencias forman parte de procesos que se continúan, de sistemas más amplios, o que se articulan coherentemente con otros procesos sociales.” (Puiggrós, 1990)

Los procesos educativos, como todos los procesos sociales, están sobre determinados por factores varios y diversos  de la cultura en su totalidad, como por ejemplo la economía, la política, las creencias, las ciencias, las artes, la temporalidad y la territorialidad. Todos estos factores son gravitantes respecto del desarrollo de los procesos educativos a los que Puiggrós reconoce como “no carentes de caos”.

Este caos, puede interpretarse desde la relación entre los procesos sociales y la educación partiendo de concebir a ésta  últimos como una práctica social compleja que:

“Se desarrolla en el marco de condiciones de producción tales como procesos de reproducción y/o transformación de relaciones sociales de producción y otras luchas políticas, sociales, culturales, étnicas, genéricas, etc.” (Puiggrós, 1990)

La comprensión de esta  práctica social compleja, que es productora, reproductora y transformadora de sujetos, requiere considerar al menos dos de sus dimensiones. Una dimensión macro conformada por el sistema educativo, y una dimensión micro, constituida por las prácticas educativas.

En cuanto al sistema educativo, no perder de vista que su organización depende de un Estado, y lo hace desde los lineamientos político-partidarios del sector que lo gobierna y que no representa la ideología y por ende los intereses de la totalidad de su ciudadanía.

 En general los funcionarios responsables de las gestiones de gobierno sostienen intencionalidades que  subyacen en la asignación de las funciones que desde el Estado le asignan a la educación, dependiendo de quienes  lo gobiernen, a la vez que se establece el tipo de relación entre la sociedad y el sistema educativo, lo cual impacta directamente en la definición del tipo de ciudadano que convenga formar, de acuerdo a sus intereses político-partidarios.  

En esta dirección puede afirmarse que el Estado argentino es uno, que  las instituciones que lo integran perduran o se crean otras, pero en cada contexto histórico, en cada gestión partidaria, se desarrollan estrategias que le otorgan perfiles propios, no siempre de continuidad con políticas anteriores, no siempre con la conformidad de todos los sectores sociales, generando tensiones en lugar de consensos.

 En cuanto a la dimensión de las prácticas educativas llevadas a cabo por las y los docentes y las y los alumnos, su carácter más visible es el de la diversidad, signada por la pluralidad de ideas y posturas.

Freire (2004) refiriéndose a la direccionalidad de la educación dice:

 

“No hay situación educativa que no apunte a objetivos que están más allá del aula, que no tenga que ver con concepciones, maneras de ver el mundo, anhelos, utopías.”

 

Esta afirmación de Freire vale tanto para educadores, como para educandos en su condición de elementos básicos de la situación educativa, ambos protagonistas de la Historia y Prospectiva de la Educación, que nos ocupa.

Protagonistas también de las prácticas educativas en la cotidianeidad de las aulas, donde se entreteje un fenómeno social en el cual ni todos aprenden y enseñan igual, ni tienen los mismos intereses y necesidades. En esto reside el origen de las contradicciones, las desarmonías, las rupturas, incluso las posibilidades de encontrar cuestiones en común, a pesar de las diferencias al interior de cada aula, de cada práctica educativa. En esto reside también la variedad de relatos de los protagonistas elaborados desde concepciones y de prácticas diferentes, similares u opuestas.

Desde nuestro lugar de inquisidores de la Historia y Prospectiva de la Educación, analizar la sobredeterminación, las rupturas, continuidades y contradicciones de su andamiaje conceptual, nos permitirá comprender, el devenir de los procesos y prácticas educativas en los cambiantes ambientes humanos en que la humanidad se va creando y recreando a sí misma.

Bibliografía:

-Alliaud, Andrea (2007) Los maestros y su historia. Los orígenes del magisterio argentino, Bs. As. Granica

-Capasso, Verónica (2016) Espacio social: Aportes para una definición del concepto y su posible relación con el arte. En memoria Académica UNLP FaHCE

 -Freire, Paulo (2004) El grito Manso, Bs. As, Siglo XXI editores Argentina

-Juste, Irene (2024) Que es el medio ambiente. Disponible en https//www.ecologiaverde.com/que-es-el-medio-ambiente.

 

-Maldonado, Tomas (1972) Ambiente humano e Ideología. Notas para una ecología crítica. Bs. As. Nueva Visión

 

-Nassif, Ricardo (1983) Teoría de la Educación. Problemática pedagógica contemporánea, Madrid, Ed. Cincel

-Puiggrós, Adriana. (1990) Historia de la Educación Argentina. Tomo I Sujetos, Disciplina y Currículum, Bs. As, Galerna

- Puiggrós, Adriana (2003) Qué pasó en la educación argentina, Bs. As. Galerna

-Santos, Milton (2000)  La naturaleza del espacio, Madrid, Ed, Ariel

-Segato, Rita (2007) La Nación y sus otros. Raza, etnicidad y diversidad religiosa en tiempos de Políticas de la Identidad, Bs. As. Promete