RELACIONES ENTRE ENFOQUE, ESTRATEGIAS Y ACTIVIDADES
PROF.
Susana Lerner
Hemos
estado analizando el capítulo I del texto de Rebeca Anijovich “Gestionar una
escuela con aulas heterogéneas” y entre otras cuestiones nos detuvimos en el
concepto de enfoque.
Nuestra
autora define la palabra enfoque recurriendo a conceptos provenientes de la Óptica
que puntualizan la idea de “hacer foco” en un objeto o en la imagen de un
objeto, para luego referirse al enfoque como la dirección puesta en el interés
por alguna cuestión y la intencionalidad de resolverla. De tal modo sigue el
esquema de Mario Bunge, un epistemólogo positivista y ya clásico entre la intelectualidad
del país.Específicamente Bunge define así el enfoque: Un enfoque es un cuerpo de conocimiento
preexistente, junto con una interpretación de problemas, un conjunto de
objetivos y una colección de métodos, un arquetipo que marca una conducción.
Esta definición nos puede echar luz sobre nuestras necesidades
e inquietudes pedagógico-didácticas, por lo que vamos a desagregar sus términos
y a tratar de darles un sentido.
·
Para enfocar una cuestión o problema necesitamos
un cuerpo de conocimientos preexistentes,
de los cuales partir para comenzar a resolver. En nuestro caso esos
conocimientos los encontramos en las teorías pedagógico-didácticas y en las
filosofías de la educación que han dado fundamento a los distintos tipos de
escuelas: tradicional, escolanovista, tecnicista y social crítica.
·
Necesitamos también interpretar el problema para saber en qué lugar nos posicionamos
para buscar develarlo. Dicho esto sin descuidar que al interpretar le estamos
agenciando nuestra propia impronta, asumiendo, haciendo conscientes nuestros
atravesamientos ideológicos y que estamos realizando un análisis desde las
Ciencias Sociales, las cuales admiten posicionamientos diversos y hasta
divergentes. Todas las posibles interpretaciones mantienen una relación dialéctica
con los conocimientos preexistentes.
·
Posicionarnos ante nuestro problema nos
permitirá fijar objetivos,
otorgándole significatividad y direccionalidad a nuestro problema, porque en
este punto ya se puede definir un enfoque determinado.
·
Es posible que una colección de métodos resulte muy compleja a la hora de encontrar
respuestas a un problema actual de la enseñanza. Por tal motivo a la hora de
adoptar un enfoque recurrimos a las estrategias.
·
En consecuencia, al seleccionar estrategias, de
acuerdo a nuestro enfoque, habremos elaborado un arquetipo de conducción aplicable a la enseñanza.
Antes de seguir con esta cuestión
del enfoque y las estrategias, quisiera que reflexionemos un momento sobre una
definición muy simple que encontré en un viejo diccionario de la vieja
editorial Codex: Descubrir los puntos
esenciales de un problema, para tratarlo acertadamente.
Nuestros problemas tienen que ver con enseñar
y aprende en la escuela y por tanto es importante encontrar esos puntos
esenciales que nos orientarán sobre cómo resolverlos.
Ya estamos de acuerdo en la
necesidad de encontrar el enfoque adecuado para seleccionar las estrategias de
enseñanza que les faciliten a nuestros alumnos el acceso al conocimiento.
Encontrar el enfoque es la
resultante de un proceso elaborado de identificación y convicciones basado en
las teorías pedagógico-didácticas. No es un proceso azaroso, ni rápido, pero
nos hará posible darle direccionalidad política e intencionalidad educativa a
nuestro quehacer. Entonces seremos consciente de qué hacemos o no hacemos y de
cómo y por qué lo hacemos o no lo hacemos.
Es el proceso que debemos hacer
en la formación docente y que reconfiguraremos permanentemente durante el
ejercicio de la profesión.
El enfoque así fundamentado nos
guiará hacia las estrategias que constituyen los caminos por dónde transitar las clases.
Ustedes deberán estar pensando en
cómo les llegan todos estos devaneos a nuestras niñas y a nuestros niños. Es
claro que no llegamos al aula a explicarles las teorías pedagógico-didácticas,
el enfoque y las estrategias seleccionadas. No obstante es saludable plantear
la discusión junto con ellas y ellos, sobre cómo encarar las enseñanzas y los
aprendizajes. Me estoy refiriendo al contrato didáctico y nótese que elegí
plantear la discusión. Es decir, que cada una de las partes intervinientes en
el mismo, tenga la oportunidad de explicitar sus términos, poniéndolos a consideración
del resto. Si simplemente, desde el lugar de docentes a cargo de un grupo,
informamos nuestros términos con la única expectativa de aceptación de parte de
ellos, le restamos valor y legitimidad pedagógica a dicho contrato.
La democratización de la
enseñanza es un valor que sustenta la inclusión social y escolar.
La legitimación pedagógica se
anula mediante la imposición de criterios y acciones.
La discusión del contrato
didáctico es sustento de todas las decisiones que alumnos y docentes tomen, en
el proceso de enseñar y aprender, si bien es cierto que en tal proceso, somos
los docentes los que llegamos al aula con líneas de acción y les proponemos
actividades, experiencias de aprendizaje, que constituirán, en el mejor de los
casos, aventuras escolares.
En la antesala del
aula, al momento de preparar las actividades, en el mientras tanto del quehacer
diario y en la apreciación de sus resultados, están todas nuestras reflexiones,
ese trabajo de elegir y de reafirmar cada día qué maestro queremos ser
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