lunes, 13 de mayo de 2019

Relaciones entre el enfoque, las estrategias y las actividades en los procesos de enseñanza y aprendizaje

RELACIONES ENTRE ENFOQUE, ESTRATEGIAS Y ACTIVIDADES
                                                                                              PROF. Susana Lerner
Hemos estado analizando el capítulo I del texto de Rebeca Anijovich “Gestionar una escuela con aulas heterogéneas” y entre otras cuestiones nos detuvimos en el concepto de enfoque.
Nuestra autora define la palabra enfoque recurriendo a conceptos provenientes de la Óptica que puntualizan la idea de “hacer foco” en un objeto o en la imagen de un objeto, para luego referirse al enfoque como la dirección puesta en el interés por alguna cuestión y la intencionalidad de resolverla. De tal modo sigue el esquema de Mario Bunge, un epistemólogo positivista y ya clásico entre la intelectualidad del país.Específicamente Bunge define así el enfoque: Un enfoque es un cuerpo de conocimiento preexistente, junto con una interpretación de problemas, un conjunto de objetivos y una colección de métodos, un arquetipo que marca una conducción.
Esta definición nos puede echar luz sobre nuestras necesidades e inquietudes pedagógico-didácticas, por lo que vamos a desagregar sus términos y a tratar de darles un sentido.
·         Para enfocar una cuestión o problema necesitamos un cuerpo de conocimientos preexistentes, de los cuales partir para comenzar a resolver. En nuestro caso esos conocimientos los encontramos en las teorías pedagógico-didácticas y en las filosofías de la educación que han dado fundamento a los distintos tipos de escuelas: tradicional, escolanovista, tecnicista y social crítica. 
·         Necesitamos también interpretar el problema para saber en qué lugar nos posicionamos para buscar develarlo. Dicho esto sin descuidar que al interpretar le estamos agenciando nuestra propia impronta, asumiendo, haciendo conscientes nuestros atravesamientos ideológicos y que estamos realizando un análisis desde las Ciencias Sociales, las cuales admiten posicionamientos diversos y hasta divergentes. Todas las posibles interpretaciones mantienen una relación dialéctica con los conocimientos preexistentes.
·         Posicionarnos ante nuestro problema nos permitirá fijar objetivos, otorgándole significatividad y direccionalidad a nuestro problema, porque en este punto ya se puede definir un enfoque determinado.
·         Es posible que una colección de métodos resulte muy compleja a la hora de encontrar respuestas a un problema actual de la enseñanza. Por tal motivo a la hora de adoptar un enfoque recurrimos a las estrategias.
·         En consecuencia, al seleccionar estrategias, de acuerdo a nuestro enfoque, habremos elaborado un arquetipo de conducción aplicable a la enseñanza.
Antes de seguir con esta cuestión del enfoque y las estrategias, quisiera que reflexionemos un momento sobre una definición muy simple que encontré en un viejo diccionario de la vieja editorial Codex: Descubrir los puntos esenciales de un problema, para tratarlo acertadamente.
 Nuestros problemas tienen que ver con enseñar y aprende en la escuela y por tanto es importante encontrar esos puntos esenciales que nos orientarán sobre cómo resolverlos.
Ya estamos de acuerdo en la necesidad de encontrar el enfoque adecuado para seleccionar las estrategias de enseñanza que les faciliten a nuestros alumnos el acceso al conocimiento.
Encontrar el enfoque es la resultante de un proceso elaborado de identificación y convicciones basado en las teorías pedagógico-didácticas. No es un proceso azaroso, ni rápido, pero nos hará posible darle direccionalidad política e intencionalidad educativa a nuestro quehacer. Entonces seremos consciente de qué hacemos o no hacemos y de cómo y por qué lo hacemos o no lo hacemos.
Es el proceso que debemos hacer en la formación docente y que reconfiguraremos permanentemente durante el ejercicio de la profesión.
El enfoque así fundamentado nos guiará hacia las estrategias que constituyen los caminos por dónde transitar las clases.
Ustedes deberán estar pensando en cómo les llegan todos estos devaneos a nuestras niñas y a nuestros niños. Es claro que no llegamos al aula a explicarles las teorías pedagógico-didácticas, el enfoque y las estrategias seleccionadas. No obstante es saludable plantear la discusión junto con ellas y ellos, sobre cómo encarar las enseñanzas y los aprendizajes. Me estoy refiriendo al contrato didáctico y nótese que elegí plantear la discusión. Es decir, que cada una de las partes intervinientes en el mismo, tenga la oportunidad de explicitar sus términos, poniéndolos a consideración del resto. Si simplemente, desde el lugar de docentes a cargo de un grupo, informamos nuestros términos con la única expectativa de aceptación de parte de ellos, le restamos valor y legitimidad pedagógica a dicho contrato.
La democratización de la enseñanza es un valor que sustenta la inclusión social y escolar.
La legitimación pedagógica se anula mediante la imposición de criterios y acciones.
La discusión del contrato didáctico es sustento de todas las decisiones que alumnos y docentes tomen, en el proceso de enseñar y aprender, si bien es cierto que en tal proceso, somos los docentes los que llegamos al aula con líneas de acción y les proponemos actividades, experiencias de aprendizaje, que constituirán, en el mejor de los casos, aventuras escolares.
En la antesala del aula, al momento de preparar las actividades, en el mientras tanto del quehacer diario y en la apreciación de sus resultados, están todas nuestras reflexiones, ese trabajo de elegir y de reafirmar cada día qué maestro queremos ser

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