miércoles, 26 de agosto de 2015

La Escuela Nueva



La escuela Nueva
Sus orígenes
            Esta corriente de pensamiento constituye una renovación pedagógica conocida también como Escuela Activa y como Escolanovismo.
            Surgió hacia mediados del Siglo XIX, cuando León Tolstoi fundó en Rusia una escuela, en su finca de Yasnaia Polyana. Fue una experiencia breve desarrollada entre 1859 y 1861, de la cual escribió Sara Jafella:
            “Esas experiencias revelaron expresiones de una innovadora práctica escolar implementada y dirigida a la instrucción de los niños campesinos pobres y una nueva metodología escolar en la que prevaleció no sólo el significado de la práctica en la construcción de la teoría educacional sino el principio de autodeterminación y autodisciplina en las actividades escolares” (Jafella. 2006 pp. 45)
            No obstante ya desde el Siglo XVII, con el surgimiento de la escuela moderna, podemos encontrar reflexiones y críticas sobre la escuela tradicional por ser verbalista, memorística, centrada en el quehacer docente, frente a la cual se planteaban la necesidad de enseñar de manera diferente aprovechando la curiosidad del niño, recurrir a la instrucción atrayente, diversificar la enseñanza, como señalaba Fenelón hacia 1687. Podemos remontarnos más atrás en el tiempo y recordar que Comenio, en su Didáctica Magna (1657) recomendaba “Enseñar rápidamente , sin molestias ni tedio alguno para el que enseña ni el que aprende, antes, al contrario, con el mayor atractivo y agrado para ambos.”
            Podríamos citar muchos nombres de personalidades destacadas que fueron marcando la necesidad de cambios en la educación, pero las críticas y reflexiones a las que nos hemos referido fueron  contundentes cuando Jean Jacques Rousseau publicó en 1762 su libro al que tituló “Emilio o de la Educación” en el que el niño aparece como centro y fin de la educación iniciando un nuevo posicionamiento pedagógico.
            A partir de Rousseau y posteriormente de Giovanni Enrico Pestalozzi y Friedrich Fröebel, entre otros precursores de  la Escuela Nueva, las ideas de cambio se fueron  difundiendo y consolidándose con el aporte de educadores, filósofos, pedagogos, médicos y psicólogos.*
            En las primeras décadas del Siglo XX tomó forma de movimiento pedagógico y comenzó a trascender los límites de algunos países europeos. Ya para 1899 Adolphe Ferrière fundó el Bureau International des Ècoles Nouvelles, reconocido como la primera asociación internacional del movimiento de la Escuela Nueva  cuya finalidad fue la información y coordinación del mismo. En 1912 se creó el Instituto Jean Jacques Rousseau de Ginebra en que se estableció luego la Oficina Internacional de Educación, que en 1925 sustituyó al primer Bureau.
            Este último identificado por las siglas BIE (Boureau Internacional de Educación) fue fundado y sostenido por el mismo Ferrière y por los psicólogos: Pierre Bovet y Jean Piaget sucesivamente.
            Pero es preciso recordar que antes del BIE en 1920 se creó la Liga Internacional de la Escuela Nueva que inicialmente se adscribió al espiritualismo. En 1921 realizó su primer congreso en Calais, oportunidad en la cual se aprobaron los siguientes Principios de Adhesión y los Fines de la Liga:
Principios:
1-El fin esencial de toda educación es preparar al niño a querer y a realizar en su vida la supremacía del espíritu; la educación debe pues – cualquiera que sea el punto de vista del educador-, tender a conservar y a aumentar la energía espiritual del niño.
2-La educación debe respetar la individualidad del niño. Ésta sólo puede desarrollarse mediante una disciplina que conduzca a la liberación de las potencias espirituales del niño.
3-Los estudios y, de una manera general, el aprendizaje de la vida, deben dar libre curso a los intereses innatos del niño, es decir, a los que brotan espontáneamente en él y encuentran su expresión en las diversas actividades de orden manual, intelectual, estético social y de cualquier género.
4- Cada edad tiene su carácter propio; por tanto, la disciplina personal y colectiva debe ser organizada por los mismos niños con la colaboración de los maestros. Ambas disciplinas deben tender a reforzar el sentido de las responsabilidades individuales y sociales.
5-La competencia egoísta debe desaparecer de la educación y ser sustituida por un espíritu de cooperación que enseñe al niño a poner su individualidad al servicio de la colectividad.
6- La coeducación que desea la Liga - coeducación que equivale a instrucción y educación en común- no significa el trato idéntico impuesto a los dos sexos, sino una colaboración que permite a cada uno de ellos ejercer libremente sobre el otro una saludable influencia.
7- La educación nueva preparará en el niño no sólo al futuro ciudadano capaza de cumplir sus deberes para con sus próximos, su nación y la humanidad en su conjunto, sino también al hombre consciente de su dignidad como ser humano.

Fines:
1-    Introducir en la escuela su ideal y los métodos inspirados en sus principios.
2-    Procurar una cooperación más estrecha, de un lado, entre los educadores de los diferentes grados de la enseñanza, y de otro, entre los padres y los maestros.
3-    Crear, mediante congresos bianuales y mediante las revistas afiliadas a la Liga, relaciones de solidaridad entre los educadores de todos los países del mundo, adheridos a sus principios y que persiguen fines semejantes a los suyos
4-    La Liga está constituida: primero, por miembros individuales; segundo, por grupos autónomos adheridos a ella; tercero, por secciones nacionales. Un representante elegido por cada sección nacional y los directores de las revistas aceptadas por la Liga constituyen, con los miembros del Comité Ejecutivo, los miembros del Comité Internacional.

Pequeñas síntesis de los grandes aportes*

Retomando los aportes a este movimiento podemos citar además de Adolphe Ferrière, a María Montessori, Ovide Decroly, Roger Cousinet, Edouard Claparède, con los cuales no se agotan los aportes, pero por razones didácticas nos limitaremos a los nombrados.

Adolph Ferrière además de los Boureau citados fue también el fundador de la Liga Internacional de las Escuelas Nuevas en 1920. Para este pedagogo el interés es la piedra angular de las escuelas nuevas.
            Citamos a Abbagnano y Visalberghi: “Ferrière, que durante algún tiempo había enseñado en las escuelas de Lietz, en Alemania, se convirtió en promotor de instituciones análogas en Suiza y viajó infatigablemente por Europa y por todo el mundo, con el objeto de visitar las instituciones pedagógicas de vanguardia y difundir por doquier el nuevo evangelio “activista” (el término “escuela activa” fue introducido en 1917 por Bovet, pero su éxito lo debe a Ferrière)”
            A los efectos de divulgar la escuela activa Ferrière no sólo viajó por muchos países, también le dedicó los dos volúmenes de su libro “La escuela activa” que publicó en 1920. 


            Ovide Decroly (1871-1932) era médico como María Montessori y como ella comenzó su labor educativa con niños anormales, pero en 1907 fundó L’Ecole de L’Ermitage donde comenzó a trabajar con niños normales bajo la consigna “Preparar para la vida, por la vida misma”.
            Sostuvo que al descubrir las necesidades del niño se pueden descubrir sus intereses, capturar su atención lográndose de este modo que sean ellos mismos quienes busquen aprender más.
            Sus principios básicos fueron respetar a los niños, a su libertad, a sus intereses; permitirles desenvolverse con espontaneidad; organizar un ambiente escolar donde encuentren motivaciones adecuadas a sus curiosidades naturales, en aulas muy iluminadas y coloridas en las que se expongan los trabajos de los niños. Proponerles actividades que se adapten a su individualidad; introducir el juego en los programas escolares. Todos estos principios tendían a la creación de una escuela activa, de trabajo, donde las clases sean una especie de talleres.
            Para concretar este tipo de escuela su propuesta didáctica consistió en la elaboración de programas con núcleos temáticos significativos para el alumnado extraídos de su entorno real. Estas unidades temáticas no se estudiaban parceladas en asignaturas. Las llamó “Centros de Interés” y propuso organizarlos a partir de la observación (continua y del medio natural), la asociación (de las dimensiones espaciales y temporales, y del empleo de materias primas y su adecuación al medio) y la expresión (como manifestación del pensamiento accesible a los demás)

María Montessori (1870- 1952), una de las primeras mujeres médicas de Italia. Estudió también Antropología y se doctoró en Filosofía. Sirve a los efectos de apreciar la dimensión de su personalidad saber que se opuso públicamente al régimen de Mussolini, lo que le valió en 1933 la clausura de sus escuelas y el exilio. Pudo regresar a Italia luego de la caída del fascismo, en 1947.
Desde el ejercicio de su profesión de médica se interesó por la educación de niños con deficiencias mentales a los que aplicó sus métodos experimentales consiguiendo que aprendan a leer y escribir.
Luego, en un recorrido similar al de Decroly aplicó sus métodos a toda clase de niños. Fundó “la casa de los niños”, donde desarrolló sus métodos partiendo de considerar que para aprender se necesita libertad y multiplicidad de opciones entre las cuales escoger.
Para Montessori la mente de los niños posee la capacidad de adquirir conocimientos. Ellos aprenden todo inconscientemente, afirmaba, pasando luego y poco a poco esos conocimientos a la conciencia.
Los niños tienen sensibilidades especiales que les permiten ponerse en relación con el mundo externo y realizar auto- aprendizajes. Para ello es importante la organización de un ambiente diseñado para fomentar el desarrollo de sus aspectos sociales, emocionales e intelectuales. Se refería a espacios luminosos y cálidos que incluían un lenguaje apropiado, plantas, arte, música y libros.
Con tales principios y características el rol de los maestros, era guiar a los niños y darles a conocer el ambiente en forma respetuosa y cariñosa. Ser un observador consciente y estar en continuo aprendizaje y desarrollo personal. El verdadero educador está al servicio del educando, para “caminar junto al niño”, aprender de él y juntos formar comunidad”, decía.
En cuanto al aprendizaje, María Montessori afirmaba que “los conocimientos no debían ser introducidos en la cabeza de los niños. Al contrario, mediante la información existente los conocimientos debían ser percibidos por ellos como consecuencia de sus razonamientos”.
Lo más importante era motivar a los niños a aprender con gusto y permitirles satisfacer la curiosidad y experimentar el placer de descubrir ideas propias en lugar de recibir los conocimientos de los demás. Había que permitirles a los niños encontrar la solución de los problemas, sobre la base de experiencias concretas.
Sus métodos se aplicaron en principio a las escuelas primarias italianas pero  luego, las llamadas Escuelas Montessori se fundaron en otros países alcanzando difusión internacional. Estuvieron dirigidas especialmente a niños en etapa preescolar, basadas en el fomento de la iniciativa y la capacidad de respuesta de los niños a través del uso de materiales didácticos especialmente diseñados para promover todos los principios expuestos.

Edouard Claparède (1873-1940) quien aportó las bases científicas de la nueva educación. Estudió neurología y psicología animal, pero luego se dedicó exclusivamente a la psicología de la infancia.
Su objetivo principal aparentemente fue hacer una innovación pedagógica simple y modesta, pero en realidad se propuso “promover en los educadores el espíritu científico, es decir, la aptitud de maravillarse ante los hechos cotidianos de su vida profesional, y el deseo de interrogar a esos tratando de obtener una respuesta mediante la observación metódica y la experimentación” Abbagnano y Visalberghi (1992- pp-462)
Otra preocupación de Claparède fue el respeto por el derecho de la persona a formarse  individualmente según su propia manera. Por eso planteaba “la escuela a la medida” consistente en la enseñanza individualizada. Esta expresión se comprende fácilmente  a partir de la explicación del propio Claparède: nos mandamos a hacer trajes a medida, sombreros, zapatos, mientras toleramos una escuela igual para todos, sin hacer nada para satisfacer las diferencias individuales de aptitudes, de índole cualitativa. La determinación de estas aptitudes es un problema ligado por un lado con la individualización de la enseñanza y por otro lado a las implicancias sociales puesto que según él, las carreras se escogen más según la posición económica de la familia que sobre las aptitudes de los estudiantes.
El planteo de la enseñanza individualizada mantuvo el valor de la lección colectiva, porque entendía Claparède que las actividades sociales desempeñaban un papel muy importante y la educación en sí misma se concebía en función del desarrollo de una sociedad verdaderamente democrática y abierta.  
Las obras pedagógicamente más significativas de Claparède fueron:
-Psicología del niño y psicología experimental publicada en 1904. Esta obra fue ampliada y perfeccionada a través de varias y sucesivas ediciones, hasta llegar a la última, de la cual se encargó Jean Piaget.
-La escuela a la medida, en 1920
-Cómo diagnosticar las aptitudes de los escolares, en 1924
-La educación funcional, en 1930
Como puede apreciarse su labor fue fecunda y su significatividad parte de los mismos títulos, puesto que señalan la dirección de sus investigaciones, según reconocen en su Historia de la Pedagogía, nuestros ya citados Abbagnano y Visalberghi.

Roger Cousinet (1881-1973) el creador del método de trabajo por equipos. Observó la rigidez pedagógica de la enseñanza tradicional por lo cual se propuso crear un método que permitiera a los alumnos desarrollarse libremente.
Aspiraba a superar las diferencias entre la vida real de los niños en su comunidad y el comportamiento exigido en la escuela. Para lograrlo planteó la necesidad de agrupación voluntaria de los niños del mismo modo que lo hacen en sus juegos.
Su método de trabajo escolar se basó en el intercambio social que valoró como fundamental en la construcción del pensamiento infantil. Buscaba lograr que los alumnos aprendan a trabajar en equipo para que vayan aprendiendo paulatinamente a convivir con los demás, acepten puntos de vista diferentes a los propios y dejen atrás el individualismo.
Mediante el aprendizaje activo y  cooperativo buscaba promover una relación dinámica entre la escuela y la comunidad, conjuntamente con la formación de valores y actitudes democráticas.
Su método incluía actividades creativas que los niños eligen libremente  y actividades de conocimiento mediante las cuales aprenden el trabajo de observación sobre temas científicos, de historia y geografía.
Para Cousinet en las escuelas organizadas según la educación social que él plateaba, los niños aprenden a aprender. En ellas los niños son su propio educador debiendo respetarse sus iniciativas y su libertad.
El quehacer diario consistía en organizar libremente los equipos, proponer los problemas, recolectar datos, trabajar en la pizarra en grupos, corregir los errores y copiar individualmente en el cuaderno.
Los maestros debían dejar su rol de transmisores de conocimientos e incentivar el trabajo en equipo evitando que sus alumnos sean meros receptores pasivos para que sus aprendizajes sean producto de su propia actividad. El papel de estos educadores será estar a disposición de los alumnos para contestar sus preguntas cuando necesiten ayuda.
La actividad educativa así planteada es conducente a que en la Escuela Nueva los alumnos aprendan haciendo.

Contexto de influencia

Si buscamos el fundamento de todas las corrientes pedagógicas y didácticas, los encontraremos en los diversos sistemas filosóficos. Así es como encontraremos que a partir de la primera década del Siglo XX, en concordancia con las nuevas corrientes del pensamiento filosófico europeo, comenzó en Argentina un período de fuertes críticas al Positivismo que sustentaron la escuela Tradicional.
Tales críticas, fundadas en el Idealismo se concentraron en el movimiento antipositivista, en las corrientes pedagógicas Espiritualistas. En cuanto a la enseñanza, especialmente en el nivel primario, comenzaron a difundirse las ideas de la Escuela Activa. En principio las innovaciones consistieron en introducir el trabajo manual y realizar algunas modificaciones en el mobiliario escolar, pero luego se reconoció la necesidad de capacitar a los docentes para la implementación de estas nuevas líneas de actividad educativa, lo cual llevó a la realización de experiencias que hicieron posible la introducción de las ideas escolanovistas. Se puso en vigencia en 1936, el Programa de Asuntos, de inspiración decrolyana, que significó una verdadera renovación en el nivel primario, mediante los cuales se trató de implementar una acción didáctica basada en las actividades y experiencias de los alumnos. (Lerner, 2013)
Adriana Puiggrós (2003) al tratar el tema del Espiritualismo en nuestro país lo relaciona con las primeras manifestaciones del movimiento de la Escuela Nueva y con el surgimiento del sindicalismo docente.
El predominio del Espiritualismo con múltiples facetas persistió en Argentina aproximadamente desde finales de la década del 50 y principios de la década del 60 del Siglo XX, cuando se pusieron en pugna el Movimiento Crítico Reproductivista con el Tecnicismo. Aunque no es motivo de análisis en este espacio, es para destacar la intensidad de esta pugna y sus impactos políticos y culturales.
A nivel internacional y en términos generales el movimiento de la Escuela Nueva influyó  en los sistemas educativos de muchos países, sobre todo a partir de 1914 (Primera Guerra Mundial) y comenzó a declinar a partir de 1945.  Otras teorías fueron surgiendo con interesantes análisis críticos y aportes superadores de algunos planteos de este movimiento escolanovista. Sin embargo muchos de sus rasgos permanecen y muchos de los cambios en las concepciones educativas de mayor actualidad no podrían explicarse, sin los antecedentes de los principios del Escolanovismo.


Bibliografía:
-Abbagnano, N. y Visalbergui, A. Historia de la Pedagogía, Madrid, Fondo de Cultura Económica Sucursal España, 1964, reimpresión 1992.
-Jafella, S. Travesías Filosóficas y Sociales de la “Escuela Nueva” en Europa y en Estados Unidos. La Plata, Ediciones Al Morgan, U.N.L.P, 2006
-Puiggrós, A. Qué pasó en la educación argentina, Bs. As. Galerna, 2003
-Ferrière, A. Problemas de la Educación Nueva, Madrid, E. Beltrán, 1930
-Panzsa, M. y otros. Fundamentos de la Didáctica, México, Ed. Gernika., 1993
-Lerner,S. El Espiritualismo en la Argentina en http//Desde Reconco. Blogspot.com

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