La escuela Nueva
Sus orígenes
Esta
corriente de pensamiento constituye una renovación pedagógica conocida también
como Escuela Activa y como Escolanovismo.
Surgió
hacia mediados del Siglo XIX, cuando León Tolstoi fundó en Rusia una escuela, en
su finca de Yasnaia Polyana. Fue una experiencia breve desarrollada entre 1859
y 1861, de la cual escribió Sara Jafella:
“Esas
experiencias revelaron expresiones de una innovadora práctica escolar
implementada y dirigida a la instrucción de los niños campesinos pobres y una
nueva metodología escolar en la que prevaleció no sólo el significado de la
práctica en la construcción de la teoría educacional sino el principio de
autodeterminación y autodisciplina en las actividades escolares” (Jafella. 2006
pp. 45)
No
obstante ya desde el Siglo XVII, con el surgimiento de la escuela moderna,
podemos encontrar reflexiones y críticas sobre la escuela tradicional por ser verbalista,
memorística, centrada en el quehacer docente, frente a la cual se planteaban la
necesidad de enseñar de manera diferente aprovechando la curiosidad del niño,
recurrir a la instrucción atrayente, diversificar la enseñanza, como señalaba
Fenelón hacia 1687. Podemos remontarnos más atrás en el tiempo y recordar que
Comenio, en su Didáctica Magna (1657) recomendaba “Enseñar rápidamente , sin
molestias ni tedio alguno para el que enseña ni el que aprende, antes, al
contrario, con el mayor atractivo y agrado para ambos.”
Podríamos
citar muchos nombres de personalidades destacadas que fueron marcando la
necesidad de cambios en la educación, pero las críticas y reflexiones a las que
nos hemos referido fueron contundentes
cuando Jean Jacques Rousseau publicó en 1762 su libro al que tituló “Emilio o
de la Educación” en el que el niño aparece como centro y fin de la educación
iniciando un nuevo posicionamiento pedagógico.
A
partir de Rousseau y posteriormente de Giovanni Enrico Pestalozzi y Friedrich
Fröebel, entre otros precursores de la
Escuela Nueva, las ideas de cambio se fueron difundiendo y consolidándose con el aporte de educadores,
filósofos, pedagogos, médicos y psicólogos.*
En
las primeras décadas del Siglo XX tomó forma de movimiento pedagógico y comenzó
a trascender los límites de algunos países europeos. Ya para 1899 Adolphe
Ferrière fundó el Bureau International des Ècoles Nouvelles, reconocido como la
primera asociación internacional del movimiento de la Escuela Nueva cuya finalidad fue la información y
coordinación del mismo. En 1912 se creó el Instituto Jean Jacques Rousseau de
Ginebra en que se estableció luego la Oficina Internacional de Educación, que
en 1925 sustituyó al primer Bureau.
Este
último identificado por las siglas BIE (Boureau Internacional de Educación) fue
fundado y sostenido por el mismo Ferrière y por los psicólogos: Pierre Bovet y
Jean Piaget sucesivamente.
Pero
es preciso recordar que antes del BIE en 1920 se creó la Liga Internacional de
la Escuela Nueva que inicialmente se adscribió al espiritualismo. En 1921
realizó su primer congreso en Calais, oportunidad en la cual se aprobaron los
siguientes Principios de Adhesión y los Fines de la Liga:
Principios:
1-El fin esencial de toda
educación es preparar al niño a querer y a realizar en su vida la supremacía del
espíritu; la educación debe pues – cualquiera que sea el punto de vista del
educador-, tender a conservar y a aumentar la energía espiritual del niño.
2-La educación debe respetar la
individualidad del niño. Ésta sólo puede desarrollarse mediante una disciplina
que conduzca a la liberación de las potencias espirituales del niño.
3-Los estudios y, de una manera
general, el aprendizaje de la vida, deben dar libre curso a los intereses
innatos del niño, es decir, a los que brotan espontáneamente en él y encuentran
su expresión en las diversas actividades de orden manual, intelectual, estético
social y de cualquier género.
4- Cada edad tiene su carácter
propio; por tanto, la disciplina personal y colectiva debe ser organizada por
los mismos niños con la colaboración de los maestros. Ambas disciplinas deben tender
a reforzar el sentido de las responsabilidades individuales y sociales.
5-La competencia egoísta debe
desaparecer de la educación y ser sustituida por un espíritu de cooperación que
enseñe al niño a poner su individualidad al servicio de la colectividad.
6- La coeducación que desea la
Liga - coeducación que equivale a instrucción y educación en común- no
significa el trato idéntico impuesto a los dos sexos, sino una colaboración que
permite a cada uno de ellos ejercer libremente sobre el otro una saludable
influencia.
7- La educación nueva preparará
en el niño no sólo al futuro ciudadano capaza de cumplir sus deberes para con
sus próximos, su nación y la humanidad en su conjunto, sino también al hombre
consciente de su dignidad como ser humano.
Fines:
1- Introducir
en la escuela su ideal y los métodos inspirados en sus principios.
2- Procurar
una cooperación más estrecha, de un lado, entre los educadores de los
diferentes grados de la enseñanza, y de otro, entre los padres y los maestros.
3- Crear,
mediante congresos bianuales y mediante las revistas afiliadas a la Liga,
relaciones de solidaridad entre los educadores de todos los países del mundo,
adheridos a sus principios y que persiguen fines semejantes a los suyos
4- La
Liga está constituida: primero, por miembros individuales; segundo, por grupos
autónomos adheridos a ella; tercero, por secciones nacionales. Un representante
elegido por cada sección nacional y los directores de las revistas aceptadas
por la Liga constituyen, con los miembros del Comité Ejecutivo, los miembros
del Comité Internacional.
Pequeñas síntesis de los grandes aportes*
Retomando los aportes a este movimiento
podemos citar además de Adolphe Ferrière, a María Montessori, Ovide Decroly,
Roger Cousinet, Edouard Claparède, con los cuales no se agotan los aportes,
pero por razones didácticas nos limitaremos a los nombrados.
Adolph Ferrière además de los Boureau
citados fue también el fundador de la Liga Internacional de las Escuelas Nuevas
en 1920. Para este pedagogo el interés es la piedra angular de las escuelas
nuevas.
Citamos a
Abbagnano y Visalberghi: “Ferrière,
que durante algún tiempo había enseñado en las escuelas de Lietz, en Alemania, se
convirtió en promotor de instituciones análogas en Suiza y viajó
infatigablemente por Europa y por todo el mundo, con el objeto de visitar las
instituciones pedagógicas de vanguardia y difundir por doquier el nuevo
evangelio “activista” (el término “escuela activa” fue introducido en 1917 por
Bovet, pero su éxito lo debe a Ferrière)”
A los efectos de divulgar la escuela
activa Ferrière no sólo viajó por muchos países, también le dedicó los dos
volúmenes de su libro “La escuela activa” que publicó en 1920.
Ovide
Decroly (1871-1932) era médico como María Montessori y como ella comenzó su
labor educativa con niños anormales, pero en 1907 fundó L’Ecole de L’Ermitage
donde comenzó a trabajar con niños normales bajo la consigna “Preparar para la
vida, por la vida misma”.
Sostuvo
que al descubrir las necesidades del niño se pueden descubrir sus intereses,
capturar su atención lográndose de este modo que sean ellos mismos quienes
busquen aprender más.
Sus
principios básicos fueron respetar a los niños, a su libertad, a sus intereses;
permitirles desenvolverse con espontaneidad; organizar un ambiente escolar
donde encuentren motivaciones adecuadas a sus curiosidades naturales, en aulas
muy iluminadas y coloridas en las que se expongan los trabajos de los niños.
Proponerles actividades que se adapten a su individualidad; introducir el juego
en los programas escolares. Todos estos principios tendían a la creación de una
escuela activa, de trabajo, donde las clases sean una especie de talleres.
Para
concretar este tipo de escuela su propuesta didáctica consistió en la
elaboración de programas con núcleos temáticos significativos para el alumnado
extraídos de su entorno real. Estas unidades temáticas no se estudiaban
parceladas en asignaturas. Las llamó “Centros de Interés” y propuso
organizarlos a partir de la observación (continua y del medio natural), la
asociación (de las dimensiones espaciales y temporales, y del empleo de
materias primas y su adecuación al medio) y la expresión (como manifestación
del pensamiento accesible a los demás)
María Montessori (1870- 1952), una de
las primeras mujeres médicas de Italia. Estudió también Antropología y se
doctoró en Filosofía. Sirve a los efectos de apreciar la dimensión de su
personalidad saber que se opuso públicamente al régimen de Mussolini, lo que le
valió en 1933 la clausura de sus escuelas y el exilio. Pudo regresar a Italia
luego de la caída del fascismo, en 1947.
Desde el ejercicio de su profesión de
médica se interesó por la educación de niños con deficiencias mentales a los
que aplicó sus métodos experimentales consiguiendo que aprendan a leer y
escribir.
Luego, en un recorrido similar al de
Decroly aplicó sus métodos a toda clase de niños. Fundó “la casa de los niños”,
donde desarrolló sus métodos partiendo de considerar que para aprender se
necesita libertad y multiplicidad de opciones entre las cuales escoger.
Para Montessori la mente de los niños
posee la capacidad de adquirir conocimientos. Ellos aprenden todo
inconscientemente, afirmaba, pasando luego y poco a poco esos conocimientos a
la conciencia.
Los niños tienen sensibilidades
especiales que les permiten ponerse en relación con el mundo externo y realizar
auto- aprendizajes. Para ello es importante la organización de un ambiente
diseñado para fomentar el desarrollo de sus aspectos sociales, emocionales e
intelectuales. Se refería a espacios luminosos y cálidos que incluían un
lenguaje apropiado, plantas, arte, música y libros.
Con tales principios y características
el rol de los maestros, era guiar a los niños y darles a conocer el ambiente en
forma respetuosa y cariñosa. Ser un observador consciente y estar en continuo
aprendizaje y desarrollo personal. El verdadero educador está al servicio del
educando, para “caminar junto al
niño”, aprender de él y juntos formar comunidad”, decía.
En cuanto al aprendizaje, María
Montessori afirmaba que “los
conocimientos no debían ser introducidos en la cabeza de los niños. Al
contrario, mediante la información existente los conocimientos debían ser
percibidos por ellos como consecuencia de sus razonamientos”.
Lo
más importante era motivar a los niños a aprender con gusto y permitirles
satisfacer la curiosidad y experimentar el placer de descubrir ideas propias en
lugar de recibir los conocimientos de los demás. Había que permitirles a los
niños encontrar la solución de los problemas, sobre la base de experiencias
concretas.
Sus
métodos se aplicaron en principio a las escuelas primarias italianas pero luego, las llamadas Escuelas Montessori se
fundaron en otros países alcanzando difusión internacional. Estuvieron
dirigidas especialmente a niños en etapa preescolar, basadas en el fomento de
la iniciativa y la capacidad de respuesta de los niños a través del uso de
materiales didácticos especialmente diseñados para promover todos los
principios expuestos.
Edouard
Claparède (1873-1940) quien aportó las bases científicas de la nueva educación.
Estudió neurología y psicología animal, pero luego se dedicó exclusivamente a
la psicología de la infancia.
Su
objetivo principal aparentemente fue hacer una innovación pedagógica simple y modesta,
pero en realidad se propuso “promover en los educadores el espíritu científico,
es decir, la aptitud de maravillarse ante los hechos cotidianos de su vida
profesional, y el deseo de interrogar a esos tratando de obtener una respuesta
mediante la observación metódica y la experimentación” Abbagnano y Visalberghi (1992- pp-462)
Otra
preocupación de Claparède fue el respeto por el derecho de la persona a
formarse individualmente según su propia
manera. Por eso planteaba “la escuela a la medida” consistente en la enseñanza
individualizada. Esta expresión se comprende fácilmente a partir de la explicación del propio
Claparède: nos mandamos a hacer trajes a medida, sombreros, zapatos, mientras
toleramos una escuela igual para todos, sin hacer nada para satisfacer las
diferencias individuales de aptitudes, de índole cualitativa. La determinación
de estas aptitudes es un problema ligado por un lado con la individualización
de la enseñanza y por otro lado a las implicancias sociales puesto que según él,
las carreras se escogen más según la posición económica de la familia que sobre
las aptitudes de los estudiantes.
El
planteo de la enseñanza individualizada mantuvo el valor de la lección
colectiva, porque entendía Claparède que las actividades sociales desempeñaban
un papel muy importante y la educación en sí misma se concebía en función del
desarrollo de una sociedad verdaderamente democrática y abierta.
Las
obras pedagógicamente más significativas de Claparède fueron:
-Psicología
del niño y psicología experimental publicada en 1904. Esta obra fue ampliada y
perfeccionada a través de varias y sucesivas ediciones, hasta llegar a la
última, de la cual se encargó Jean Piaget.
-La
escuela a la medida, en 1920
-Cómo
diagnosticar las aptitudes de los escolares, en 1924
-La
educación funcional, en 1930
Como
puede apreciarse su labor fue fecunda y su significatividad parte de los mismos
títulos, puesto que señalan la dirección de sus investigaciones, según reconocen
en su Historia de la Pedagogía, nuestros ya citados Abbagnano y Visalberghi.
Roger
Cousinet (1881-1973) el creador del método de trabajo por equipos. Observó la
rigidez pedagógica de la enseñanza tradicional por lo cual se propuso crear un
método que permitiera a los alumnos desarrollarse libremente.
Aspiraba
a superar las diferencias entre la vida real de los niños en su comunidad y el
comportamiento exigido en la escuela. Para lograrlo planteó la necesidad de
agrupación voluntaria de los niños del mismo modo que lo hacen en sus juegos.
Su
método de trabajo escolar se basó en el intercambio social que valoró como
fundamental en la construcción del pensamiento infantil. Buscaba lograr que los
alumnos aprendan a trabajar en equipo para que vayan aprendiendo paulatinamente
a convivir con los demás, acepten puntos de vista diferentes a los propios y
dejen atrás el individualismo.
Mediante
el aprendizaje activo y cooperativo
buscaba promover una relación dinámica entre la escuela y la comunidad,
conjuntamente con la formación de valores y actitudes democráticas.
Su
método incluía actividades creativas que los niños eligen libremente y actividades de conocimiento mediante las
cuales aprenden el trabajo de observación sobre temas científicos, de historia
y geografía.
Para
Cousinet en las escuelas organizadas según la educación social que él plateaba,
los niños aprenden a aprender. En ellas los niños son su propio educador
debiendo respetarse sus iniciativas y su libertad.
El
quehacer diario consistía en organizar libremente los equipos, proponer los
problemas, recolectar datos, trabajar en la pizarra en grupos, corregir los
errores y copiar individualmente en el cuaderno.
Los
maestros debían dejar su rol de transmisores de conocimientos e incentivar el
trabajo en equipo evitando que sus alumnos sean meros receptores pasivos para
que sus aprendizajes sean producto de su propia actividad. El papel de estos
educadores será estar a disposición de los alumnos para contestar sus preguntas
cuando necesiten ayuda.
La
actividad educativa así planteada es conducente a que en la Escuela Nueva los
alumnos aprendan haciendo.
Contexto de influencia
Si
buscamos el fundamento de todas las corrientes pedagógicas y didácticas, los
encontraremos en los diversos sistemas filosóficos. Así es como encontraremos
que a partir de la primera década del Siglo XX, en concordancia con las nuevas
corrientes del pensamiento filosófico europeo, comenzó en Argentina un período
de fuertes críticas al Positivismo que sustentaron la escuela Tradicional.
Tales
críticas, fundadas en el Idealismo se concentraron en el movimiento
antipositivista, en las corrientes pedagógicas Espiritualistas. En cuanto a la
enseñanza, especialmente en el nivel primario, comenzaron a difundirse las
ideas de la Escuela Activa. En principio las innovaciones consistieron en
introducir el trabajo manual y realizar algunas modificaciones en el mobiliario
escolar, pero luego se reconoció la necesidad de capacitar a los docentes para
la implementación de estas nuevas líneas de actividad educativa, lo cual llevó
a la realización de experiencias que hicieron posible la introducción de las
ideas escolanovistas. Se puso en vigencia en 1936, el Programa de Asuntos, de
inspiración decrolyana, que significó una verdadera renovación en el nivel
primario, mediante los cuales se trató de implementar una acción didáctica
basada en las actividades y experiencias de los alumnos. (Lerner, 2013)
Adriana
Puiggrós (2003) al tratar el tema del Espiritualismo en nuestro país lo
relaciona con las primeras manifestaciones del movimiento de la Escuela Nueva y
con el surgimiento del sindicalismo docente.
El
predominio del Espiritualismo con múltiples facetas persistió en Argentina
aproximadamente desde finales de la década del 50 y principios de la década del
60 del Siglo XX, cuando se pusieron en pugna el Movimiento Crítico
Reproductivista con el Tecnicismo. Aunque no es motivo de análisis en este espacio,
es para destacar la intensidad de esta pugna y sus impactos políticos y
culturales.
A
nivel internacional y en términos generales el movimiento de la Escuela Nueva
influyó en los sistemas educativos de muchos
países, sobre todo a partir de 1914 (Primera Guerra Mundial) y comenzó a
declinar a partir de 1945. Otras teorías
fueron surgiendo con interesantes análisis críticos y aportes superadores de
algunos planteos de este movimiento escolanovista. Sin embargo muchos de sus
rasgos permanecen y muchos de los cambios en las concepciones educativas de
mayor actualidad no podrían explicarse, sin los antecedentes de los principios
del Escolanovismo.
Bibliografía:
-Abbagnano, N. y
Visalbergui, A. Historia de la Pedagogía, Madrid, Fondo de Cultura Económica
Sucursal España, 1964, reimpresión 1992.
-Jafella, S.
Travesías Filosóficas y Sociales de la “Escuela Nueva” en Europa y en Estados
Unidos. La Plata, Ediciones Al Morgan, U.N.L.P, 2006
-Puiggrós, A. Qué
pasó en la educación argentina, Bs. As. Galerna, 2003
-Ferrière, A.
Problemas de la Educación Nueva, Madrid, E. Beltrán, 1930
-Panzsa, M. y
otros. Fundamentos de la Didáctica, México, Ed. Gernika., 1993
-Lerner,S. El
Espiritualismo en la Argentina en http//Desde Reconco. Blogspot.com
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