Era previsible, pero fue muy lamentable comprobar que la justicia española castigó de tal manera a Baltazar Garzón, amparándose en un tecnicismo.
Esta mañana en 24 h, un canal de la tve que recibimos por cable, Gabriela Bravo la vocera del Consejo General del Poder Judicial, manifestando que la sentencia condenatoria contra el juez Garzón era ejemplar, desestimó las quejas sociales contra la misma. Aseveró que no puede tenerse en cuenta la queja social a la hora de dictar o valorar una sentencia. La modificación de las leyes debe surgir de la reflexión de los juristas, dijo.
La sociedad, sus demandas, los cambios permanentes que la realidad impone, poco importan porque parece que España cuenta con un grupo de juristas “iluminados” que toman decisiones haciendo caso omiso de las necesidades que la gente expresa.
Por lo visto parece ser que tales iluminados están muy firmes en su posición de no cambiar nada porque…-así estamos bien. Me recuerdan a un paladín de la desigualdad que en Argentina basó su última campaña en asegurar tranquila y sonrientemente que “juntos, vamos bien”. ¿Para qué cambiar nada, pues?
La sociedad, por un lado, los juristas por otro. He aquí un aporte para entender la desintegración del pueblo español. Uno cree que la ETA, que las lenguas vernáculas de cada región, que las múltiples culturas que subsisten, que las comunidades se desagregan por su cuenta de una nacionalidad unificada, pero cuánto de esto está políticamente fomentado como forma de ejercicio hegemónico del poder.
Esta señora Bravo hizo mención a muchas otras cuestiones en torno al fallo dictado contra Garzón , entre otras cosas se mostró preocupada por la imagen de la justicia española que estaba saliendo al exterior. Muy compuesta y con su mejor sonrisa explicó al mundo el proceder autoritario del poder judicial –aquí no se hace lo que el pueblo quiere o necesita, sino lo que a los señores juristas les resulta de sus reflexiones- no obstante y contradictoriamente la imagen al exterior la inquietaba.
Había varios periodistas integrando el panel del programa, que daban la impresión de estar disconformes con el dictamen, pero ninguno le preguntó si a ella le preocupaba también la imagen al interior de España que estaba generándose con esta justificación de los crímenes de Franco.
Esta sentencia es más que una inhabilitación, es la reivindicación de los crímenes del franquismo a la vez que una advertencia a la ciudadanía en su conjunto con intención aleccionadora: “este es el gobierno de la ultraderecha española, es la actualización de la falange y quien se oponga se expone a correr la misma suerte que Baltazar Garzón.
Las acciones que van originando permanentemente el devenir de la historia ajustarán a derecho esta errática sentencia. Será en el futuro, pero tendrán que ser más que quinientos los que se manifiesten en la Puerta del Sol a favor del compromiso de este juez con los derechos humanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario